La Cruzada de los niños, el relato de una marcha que nunca alcanzó Tierra Santa.

La historia de la Cruzada de los Niños es un episodio
peculiar de la historia medieval que mezcla realidad, leyenda y sobre todo tragedia.
A principios del siglo XIII, un niño francés llamado Esteban de Cloyes aseguró
haber recibido un mensaje divino: Jesucristo le había encomendado la misión de
reconquistar Jerusalén, la Tierra Santa, no con ejércitos, sino con la pureza y
la bondad de miles de niños.
El sueño divino del niño Esteban de Cloyes.
El relato comienza en el año 1212, en una pequeña ciudad de Francia llamada Cloyes. Esteban, un pastorcillo de solo 12 años, afirmó haber visto a Jesucristo, quien le ordenó que liderara una cruzada infantil para recuperar Jerusalén. Esta visión extraordinaria, o tal vez un arrebato de fervor religioso, capturó rápidamente la atención de la gente.
El niño, a pesar
de ser analfabeto, mostraba una elocuencia asombrosa que le permitió reclutar a
miles de seguidores, entre ellos, en su mayoría niños, aunque también algunos
adultos. El mensaje era claro: solo la inocencia y la pureza de los niños
podían llevar a la victoria sobre los musulmanes en Tierra Santa. Una guerra
santa que permitiría reconquistar Jerusalén, no con las armas sino con el amor.
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Jesus se aparece al pastorcillo Esteban y le pide que encabece una Cruzada pacífica |
Un Viaje Lleno de Peligros y Desesperanza
Convencidos de su misión sagrada, entre 20.000 y
30.000 niños emprendieron un viaje hacia el sur de Francia, con la esperanza de
cruzar el Mediterráneo desde la ciudad de Niza, o según otras fuentes, desde
Marsella. Sin embargo, este viaje fue cualquier cosa menos fácil. Sin una
organización adecuada y con escasos recursos, el grupo sufrió deserciones
masivas, muertes por inanición y enfermedades. Solo una pequeña fracción de los
niños logró llegar al destino esperado.
Al llegar al Mediterráneo, los niños esperaban que
Dios obrara un milagro, similar al de Moisés cuando cruzó el Mar Rojo. Pero
después de semanas de oración, las aguas no se abrieron. Fue en ese momento
cuando un grupo de mercaderes se acercó a los desesperados cruzados,
ofreciéndoles siete barcos para llevarlos a su destino. Creyendo en la bondad
de estos hombres, los niños abordaron los barcos, sin saber que su destino
sería muy diferente al que habían imaginado.
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Niños embarcando hacia Tierra Santa |
Realidad o Leyenda, desaparecieron de la historia.
Lo que sucedió después de que los barcos zarparon es
objeto de múltiples versiones, algunas más cercanas a la leyenda que a la historia
documentada. La versión más extendida sostiene que dos de los barcos
naufragaron cerca de la isla de San Pietro, frente a las costas de Cerdeña, y
los otros cinco fueron capturados por piratas o, lo que es peor, entregados
directamente a comerciantes de esclavos en Alejandría, Egipto. Los niños fueron
vendidos como esclavos, y su destino fue tan oscuro como la travesía que
emprendieron con tanta esperanza.
Años más tarde, en 1230, un sacerdote que decía haber
sido uno de los niños de la cruzada, relató cómo fue capturado y llevado a
Egipto, donde, gracias a sus habilidades de lectura y escritura, pudo evitar
trabajos forzados y fue utilizado en tareas de traducción. Esta anécdota añadió
un toque de veracidad a lo que muchos consideraban un cuento.
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Los niños de la Cruzada jamás volvieron |
El niño Nicolás: otra cruzada desde Alemania.
Casi al mismo tiempo que Esteban comenzaba su cruzada
en Francia, un joven alemán llamado Nicolás inició un movimiento similar en el
Rin. Nicolás, inspirado por las mismas ideas de pureza y fe, reunió a unos
7.000 niños para viajar hacia Jerusalén. Este grupo atravesó Alemania y llegó
hasta Génova, en Italia. Sin embargo, como sucedió con los cruzados franceses,
el mar se presentó como una barrera insuperable. Sin los medios para continuar,
muchos de los seguidores de Nicolás decidieron quedarse en Génova o regresar a
sus hogares.
Nicolás, decidido a cumplir su misión, llegó hasta
Roma, donde fue recibido por el Papa Inocencio III. El Papa, impresionado por
la piedad de Nicolás, pero consciente de la locura de su empresa, le aconsejó
que regresara a casa y cumpliera sus votos cuando fuera adulto.
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El niño Nicolás organizó otra marcha infantil desde Alemania |
La realidad detrás de la leyenda; quizás
no fueron niños.
El relato de las Cruzadas de los Niños ha sido motivo
de debate entre los historiadores durante siglos. Algunos cuestionan incluso la
existencia real de estos eventos, sugiriendo que podrían ser una mitificación
romántica de los movimientos de peregrinación populares de la época. De hecho,
los registros históricos indican que, en el siglo XIII, hubo movimientos de
personas de todas las edades y clases sociales, especialmente campesinos, que
se desplazaron en masa, motivados por la difícil situación económica y el
fervor religioso.
Se trataban de grupos de vagabundos que se movían
itinerantes en Europa. Eran gente desplazada por los cambios económicos, que
forzaron a muchos campesinos pobres del norte de Francia y Alemania a vender
sus tierras. Estos grupos eran conocidos como "pueri", término latino
que significa "chicos", pero que se utilizaba de forma
condescendiente para referirse a personas de baja escala social. Esta denominación
pudo haber llevado a la interpretación errónea de que se trataba exclusivamente
de niños. Esto trajo como resultado estas bandas de hombres pobres que se unían
en una protesta religiosa que transformaba su vagar forzoso en una misión
religiosa, sin que significara literalmente una guerra santa, aunque eso sí,
pacífica.
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¿Existió realmente una cruzada de niños? |
La historia de la Cruzada de los Niños se sitúa en ese
espacio nebuloso entre la historia, el cuento y la leyenda. Aunque los detalles
exactos de estos eventos son difíciles de precisar, el relato ha perdurado a lo
largo de los siglos, en parte porque combina elementos fascinantes: la fe, la
inocencia infantil, la tragedia y la traición. De hecho, Los relatos de las
cruzadas protagonizadas por niños alemanes y franceses en el siglo XIII, inspiraron
en gran medida fábulas y cuentos de desapariciones infantiles, como fue la de “El
flautista de Hamelin “.
Este episodio, fuese o no real, nos recuerda el poder
de las ideas y la forma en que pueden movilizar a multitudes, a veces con
consecuencias devastadoras. En el fondo, la Cruzada de los Niños es una
advertencia sobre los peligros de la ceguera ideológica y el precio de la
ignorancia, envuelta en un relato tan conmovedor como perturbador.
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Las supuestas cruzadas de niños, dieron origen a fábulas como el del Flautista de Hamelin |
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