Port Royal: El Puerto Pirata que el Mar se Tragó

Cuando hablamos de piratas, es fácil imaginar mapas del tesoro, galeones hundidos y aventuras en altamar. Pero, si hubo un lugar donde la piratería fue tan real como peligrosa, ese fue Port Royal, en Jamaica.
Esta ciudad, bautizada como "la Sodoma y Gomorra del Nuevo Mundo", pasó de ser un vibrante puerto comercial y un refugio para corsarios a convertirse en un sitio arqueológico submarino, todo en cuestión de minutos. Hoy, exploramos la trágica historia de este icónico puerto y el devastador desastre natural que lo sepultó bajo las aguas.
El Día en que Todo Colapsó
Era el 7 de junio de 1692. El reloj marcaba las 11:40
de la mañana cuando la tierra comenzó a temblar violentamente en Port Royal. En
cuestión de segundos, el bullicio de las calles, las risas en las tabernas y el
tintineo de las monedas de oro quedaron ahogados por el estruendo del
terremoto. La ciudad, construida sobre una base de arena y grava saturada de
agua, no estaba preparada para soportar semejante sacudida.
Litografía del desastre por Jan Luyken
Cuando la tierra dejó de temblar, el mar reclamó lo que era suyo. Olas gigantes, tsunamis, arrasaron lo que quedaba en pie, y más de la mitad de la ciudad fue tragada por el océano. Se estima que unas 2.000 personas murieron y otras 3.000 quedaron heridas. Para muchos, fue un castigo divino por los pecados de un lugar que había ganado fama como "la ciudad más perversa del mundo".
Un Nido de Piratas y Corsarios
La historia de Port Royal no siempre estuvo ligada a
la tragedia. Fundada en 1518 por los españoles, la ciudad fue tomada por los
ingleses en 1655 y, desde entonces, se convirtió en un próspero centro de
comercio y, por supuesto, un refugio para piratas. Aquí, corsarios de todos los
rincones del mundo encontraban un lugar seguro donde vender sus botines y
gastar sus ganancias en los numerosos bares y burdeles que poblaban las calles.
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Henry Morgan, tomó Port Royal como su base de operaciones en el Caribe |
Uno de los personajes más célebres en la historia de
Port Royal fue el corsario galés Henry Morgan. Este intrépido pirata, que más
tarde sería nombrado caballero por la Corona británica, usaba el puerto como
base para sus incursiones en el Caribe. Sus audaces ataques contra Panamá,
Portobelo y Maracaibo hicieron de Morgan una leyenda y de Port Royal, un
epicentro de la piratería.
La Piratería como Motor Económico
Para la década de 1660, Port Royal había florecido
gracias a la piratería. Los corsarios, incentivados por las patentes de corso
emitidas por Inglaterra, asaltaban flotas españolas y francesas, vendiendo
luego sus riquezas en el puerto. El comercio de mercancías robadas y esclavos
se convirtió en el alma económica de la ciudad.
El gobernador de Jamaica, Sir Thomas Modyford, quien llegó en 1664, jugó un papel crucial en este auge. Aunque originalmente enviado para impulsar las plantaciones de azúcar, la guerra con los holandeses hizo que el suministro de esclavos escaseara. Modyford no tardó en darse cuenta de que la piratería era una solución a este problema, ya que las incursiones piratas frecuentemente incluían la captura de esclavos, lo que impulsaba tanto la economía local como el abastecimiento de mano de obra.
En Port Royal los piratas gastaban su fortuna, quedando muchos casi en la mendicidad
A medida que Port Royal prosperaba, su reputación como
"nido de piratas" comenzó a causar preocupaciones. Para 1687, las
leyes contra la piratería empezaron a endurecerse y las primeras ejecuciones de
piratas tuvieron lugar. Las autoridades británicas, presionadas por
comerciantes y dueños de plantaciones, vieron en la piratería una amenaza más
que un beneficio.
Sin embargo, las calles de la ciudad seguían llenas de
corsarios y marineros, quienes se negaban a abandonar un estilo de vida que,
aunque arriesgado, les ofrecía riquezas y aventura. Así, Port Royal continuó
siendo un bastión de la piratería hasta ese fatídico día de junio de 1692.
El Terremoto: Un Castigo Divino o Simple Desgracia
El terremoto no solo destruyó físicamente a Port
Royal, sino que también marcó el final de su era dorada. La mayoría de los
edificios colapsaron y se hundieron en el mar, quedando sepultados bajo metros
de agua. Los sacerdotes de la época no tardaron en atribuir el desastre a un
castigo divino por los pecados de la ciudad. Y es que, si alguna vez hubo un
lugar que se ganó una mala fama, ese fue Port Royal.
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Reconstrucción de la ciudad antigua sobre un mapa de la ciudad actual |
Después del terremoto, el caos se apoderó de lo poco que quedaba en pie. Los saqueos y robos se multiplicaron, pues aquellos que sobrevivieron no tardaron en aprovecharse del desastre para hacerse con lo que pudieran.
Hoy en día, Port Royal es uno de los sitios arqueológicos submarinos más importantes del mundo. Las ruinas de la ciudad, que permanecen en gran medida intactas, ofrecen una ventana única al pasado. Fragmentos de edificios, calles y hasta artefactos cotidianos han sido recuperados, proporcionando valiosa información sobre cómo era la vida en la "ciudad más perversa del mundo".
La ciudad sufrió posteriormente terremotos, incendios y huracanes reduciendo su tamaño
La historia de Port Royal no solo nos habla de piratas y terremotos, sino también de la fragilidad de la vida humana y de cómo, en un abrir y cerrar de ojos, lo que parecía ser un próspero centro de comercio se puede convertir en una reliquia sumergida bajo el mar.
El Ocaso de la era pirata
La destrucción de Port Royal significó el fin de un
capítulo oscuro y fascinante en la historia del Caribe. La ciudad, que alguna
vez fue un refugio para corsarios y el epicentro de la piratería, pasó a ser un
símbolo de decadencia y castigo divino. Sin embargo, su legado vive, no solo en
las historias de piratas que tanto nos fascinan, sino también en los restos
sumergidos que continúan emergiendo del fondo del mar.
Los restos de Port Royal bajo el mar, son un destino muy visitado por los buceadores
Port Royal es, sin duda, un recordatorio de cómo el
paso del tiempo y los caprichos de la naturaleza pueden borrar de la faz de la
Tierra incluso los lugares más emblemáticos. Pero, aunque la ciudad ya no esté,
su leyenda sigue viva, flotando en las aguas del Caribe, esperando ser contada
una vez más.
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