AGITADO, NO MEZCLADO – La fascinante vida del creador de James Bond, el agente 007; espía a su imagen y semejanza.

 

La vida del novelista Ian Fleming, creador de James Bond, estuvo a la altura de las peripecias de su personaje.

 


Ian Fleming, un nombre que evoca al legendario agente 007, fue el escritor británico que dio vida a James Bond, uno de los personajes más icónicos del siglo XX. Pero detrás del éxito literario y cinematográfico de Bond, se esconde una historia tan fascinante como la del propio espía, llena de aventuras, intrigas y anécdotas que merecen ser contadas.

 
Un rebelde con carácter, alejado de convencionalismos.

 

Ian Fleming nació el 28 de mayo de 1908 en Londres, en el seno de una familia acomodada y con una rica historia de aventuras y logros. Su padre, Valentine Fleming, era un respetado diputado conservador, que murió en combate durante la Primera Guerra Mundial. Su abuelo, Robert Fleming, fundó la banca Fleming, una institución financiera de renombre, mientras que su hermano mayor, Peter, destacó como explorador, soldado y escritor de viajes.

 

Desde temprana edad, Fleming mostró una rebeldía que lo alejaba de los convencionalismos de su entorno. Su madre, Evelyn, tenía grandes esperanzas para él y lo inscribió en escuelas prestigiosas con la esperanza de moldear su carácter. Sin embargo, Fleming no se ajustaba al perfil académico que su madre deseaba. En el internado de Dorset, bajo la estricta disciplina de Tom Pellat, Ian comenzó a mostrar su descontento y aversión por la rigidez educativa. Más tarde, en Eton, una de las instituciones más prestigiosas de Inglaterra, Fleming continuó demostrando más talento para el atletismo que para los estudios.

 


El Aston Martin de James Bond. Fleming también fue aficionado a los coches y a las mujeres.


La etapa en Eton fue también un reflejo de su afición por los coches y las mujeres, una inclinación que lo acompañaría toda su vida. Ante la preocupación por su comportamiento, su madre lo inscribió en la Real Academia Militar de Sandhurst, con la esperanza de que la disciplina militar corrigiera su naturaleza rebelde. Sin embargo, este intento fracasó cuando Ian contrajo gonorrea, lo que le valió la expulsión de la academia.

 

Espía para Inglaterra. La imaginativa “Operación Mincemeat”

 

A pesar de estos fracasos iniciales, Fleming encontró su camino en el mundo del periodismo, trabajando para la agencia de noticias Reuters. Esta experiencia le proporcionó habilidades que más tarde serían cruciales en su carrera como espía y escritor. Pero el verdadero giro en su vida llegó con el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939. Fleming fue reclutado por el almirante John Henry Godfrey, jefe de la Inteligencia Naval británica, para trabajar como analista y coordinador de operaciones encubiertas.

 


Aparece un cadáver en Huelva, origen de la "Operación Mincemeat" para engañar a los nazis

En su papel dentro de la Inteligencia Naval, Fleming destacó por su creatividad y habilidad estratégica. Uno de sus logros más notables fue la redacción del "Memorando de la trucha", una guía para engañar a las fuerzas del Eje mediante tácticas de desinformación. Este documento inspiró la famosa "Operación Mincemeat", una estratagema que consistió en lanzar al mar un cadáver con documentos falsos, haciéndolos pasar como planes de invasión aliados para desorientar a los alemanes.


La Casa Goldeneye: El Nacimiento de James Bond

 

Tras la guerra, Fleming buscó un refugio donde pudiera dedicarse a su verdadera pasión: la escritura. Encontró este refugio en una pequeña propiedad en Jamaica, que bautizó como Goldeneye. Este nombre, según algunas teorías, proviene de una operación secreta durante la Segunda Guerra Mundial destinada a proteger Gibraltar de una posible invasión nazi. Otros sugieren que el nombre proviene de la traducción del nombre de la población jamaicana de Oracabessa, que significa "Cabeza de oro".

 


Goldeney, la vivienda donde creó Ian Fleming a su gran personaje:James Bond 

En Goldeneye, Fleming escribió la primera novela de James Bond, "Casino Royale", publicada en 1953. Esta obra fue un éxito rotundo y marcó el inicio de una serie de novelas que convertirían a 007 en un ícono de la cultura popular.

 

Curiosamente, el nombre original que Fleming había pensado para su personaje no era James Bond, sino James Secrètan, un homenaje a un filósofo francés del siglo XIX. Sin embargo, Fleming decidió finalmente utilizar el nombre de un conocido ornitólogo estadounidense, James Bond, quien había escrito un libro sobre las aves de las Indias Occidentales que Fleming tenía en su biblioteca.

 

Lo que Fleming no imaginaba era que el auténtico James Bond y su esposa Mary le escribirían una carta muy enfadados por haberse apropiado del nombre y estar sufriendo las consecuencias de la fama del personaje de ficción. “Me pareció que este nombre breve, poco romántico, anglosajón, pero a la vez tan masculino era justo lo que necesitaba, y así nació un segundo James Bond”, contestó Fleming a modo de disculpas e invitó a la pareja a Goldeneye, cuya visita se produjo el 5 de febrero de 1964 y que Fleming dedicó como “¡un gran día!”.



Aunque al principio se enemistaron, el ornitólogo James Bond aceptó que le "robara" el nombre 
 

Una Vida en Paralelo a la de Bond

 

La vida personal de Fleming fue tan agitada como la de su personaje. Durante su estancia en Jamaica, mantuvo una relación tormentosa con Ann Charteris, una mujer casada que, tras enviudar, se convirtió en su esposa en 1952. Su matrimonio fue una montaña rusa de emociones, con episodios de infidelidad, alcohol y una intensa vida social.

 

El mismo año de su boda nació su único hijo, Caspar, quien creció desatendido emocionalmente, desarrollando trastornos psiquiátricos que le abocaron al consumo de drogas y posteriormente al suicidó mediante una sobredosis en 1975, con 23 años.

 


La familia Fleming: Ian, Ann y su hijo Casper

El legado de Fleming no se limita solo a sus novelas. Su estilo de vida, su afición por el tabaco y el alcohol, y su fascinación por los gadgets y la tecnología avanzada, fueron elementos que trasladó a su personaje. James Bond, con su inconfundible frase "Me llamo Bond, James Bond" y su preferencia por los martinis "agitados, no mezclados", se convirtió en un símbolo de la sofisticación y el glamour de la posguerra.

 

Un Final Prematuro pero un Legado Eterno

 

Décadas fumando más de 70 cigarrillos al día y consumiendo de forma excesiva Martini, vodka y ginebra, le provocó un ataque al corazón. Sus últimas palabras a los enfermeros que le llevaban en ambulancia al hospital del que ya no salió vivo, fueron: “Siento molestarles”.

Fleming falleció el 11 de agosto de 1964, a los 56 años.



El exceso de alcohol y tabaco, pasó factura a Fleming y le produjo la muerte 
 

A pesar de su prematura muerte, su creación sigue viva. Las adaptaciones cinematográficas de las aventuras de Bond han llevado al personaje a nuevas generaciones, asegurando que su legado permanezca intacto.

 

Ian Fleming fue mucho más que el creador de James Bond. Fue un hombre cuya vida estuvo marcada por la aventura, el riesgo y una constante búsqueda de identidad, una búsqueda que plasmó en su obra más famosa. Y así, en cada página de las novelas de Bond, se vislumbra no solo al agente 007, sino también al hombre que le dio vida, un escritor que vivió intensamente y dejó una huella imborrable en la historia de la literatura y el cine.

 


Su legado continúa. Aquí Fleming con Sean Connery durante el rodaje de Casino Royal


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