La Fascinante Historia de Dédalo en la Mitología Griega
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Icaro cayendo ante la impotencia de Dédalo |
Dédalo, es uno de los personajes más
destacados y multifacéticos de la tradición helénica. Perteneciente a la casa
real ateniense, se le conocía por su inigualable habilidad como arquitecto y
artesano. Su fama principal proviene de haber construido el legendario
laberinto de Creta, aunque también era muy apreciado por su destreza en
esculpir estatuas, lo que lo hizo merecedor de la admiración de numerosos
autores griegos.
Sus orígenes
Su origen es incierto y se le atribuye pertenencia a la estirpe de los Erecteidas de Atenas. Pudiendo ser su padre Eupálamo o Metión. La identidad de su madre varía, siendo conocida como Alcipe o también Ifínoe, Frasmede, o Mérope.
Dédalo tuvo dos hijos: Ícaro, cuyo
nacimiento se atribuye a la esclava Náucrate, y Yápige, al parecer nacido de
una mujer cretense. Además, tuvo un sobrino talentoso, hijo de su hermana
Pérdice, cuyo nombre varía entre Talo, Calo, Atalo pero más conocido como Pérdix.
Este joven prodigio eventualmente se convertiría en la fuente de gran rivalidad
para el mismo Dédalo.
Dédalo y Pérdix
Dédalo, muy orgulloso de sus logros, no podía soportar la idea de tener un competidor. Su hermana dejó a su hijo Pérdix bajo su tutela para que aprendiera las artes mecánicas. Pérdix mostró una capacidad sorprendente, inventando la sierra al observar la espina de un pez y replicarla en metal. También creó el compás al unir dos trozos de hierro con un remache y afilar los extremos. Estos avances provocaron la envidia de Dédalo, quien, en un arrebato de celos, empujó a su sobrino desde lo alto del templo de Atenea en la Acrópolis de Atenas. Atenea, sin embargo, transformó a Pérdix en una perdiz para salvarlo. Esta ave, consciente de su caída, evita los lugares altos. Por su crimen, Dédalo fue juzgado y desterrado por este hecho.
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Asesinato de Pérdix por Dédalo |
La Construcción del Laberinto de Creta
Expulsado de Atenas, Dédalo se trasladó a
Creta, donde se puso al servicio del rey Minos. Uno de sus primeros encargos
fue la creación de Talos, un gigante de bronce encargado de defender la isla.
Además, según Homero, construyó una amplia pista de baile para Ariadna, la hija
de Minos.
Minos había conseguido ascender al trono
de Creta, gracias a la ayuda de Poseidón. El dios de los mares le concedió su
deseo, pero a cambio le pidió que, como agradecimiento, sacrificase en su honor
a un hermoso toro blanco que emergería de la espuma del mar. Sin embargo,
cuando Minos vio la belleza del animal quiso quedárselo, así que lo ocultó y en
su lugar ofreció en sacrificio otro toro. Pero aquella treta no pasó desapercibida
para Poseidón, que, sintiéndose engañado por Minos, montó en cólera y planeó
una cruel venganza contra el rey cretense.
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Laberinto |
Por ello, provocó que Pasífae, esposa de
Minos, se enamorara del animal. Así, incontrolable a su pasión por el toro, Pasífae
pidió a Dédalo que la ayudara a satisfacer su deseo con el animal, y éste
construyó una vaca de madera en la que ella se escondió. El toro la cubrió, y
de esta unión nació el Minotauro, un ser mitad humano y mitad toro, llamado
Asterión que se alimentaba de carne humana. Para contener a esta criatura, Dédalo diseñó el famoso laberinto, una
estructura compleja con innumerables pasillos y callejones sin salida.
Durante años muchos atenienses fueron llevados como tributo para ser alimento del monstruo hasta que uno de ellos, Teseo, logró matarlo. El héroe pudo salir del laberinto ayudado por Ariadna, la hija del rey, que aconsejada por Dédalo usó la estrategia del ovillo de hilo del que ella sostenía una punta fuera.
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Minotauro- Cuadro de George Frederic Watt de 1885 |
Dédalo e Ícaro
Por revelar este secreto Minos castigó a
Dédalo a ser encerrado en el mismo laberinto con su hijo Ícaro como castigo por
ayudar a Teseo a escapar. Dédalo, decidido a huir, ideó una manera ingeniosa de
escapar: construir alas. Recolectó plumas de diferentes tamaños, atando las
grandes con hilo y las pequeñas con cera, dándoles la forma de alas de pájaro.
Enseñó a Ícaro a volar y le advirtió que no volara demasiado alto para que el
sol no derritiera la cera, ni demasiado bajo para evitar la humedad del mar.
Al emprender el vuelo, pasaron sobre Delos
y Paros, pero Ícaro, desobedeciendo las advertencias de su padre, voló
demasiado alto. El sol derritió la cera de sus alas, y Ícaro cayó al mar y se
ahogó. Dédalo, con el corazón destrozado, llamó Icaria a la isla cercana en
memoria de su hijo.
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Dédalo aconsejando a Icaro |
Exilio en Sicilia
Finalmente, Dédalo llegó a Sicilia y buscó
refugio con el rey Cócalo en Cámico. Allí construyó un templo dedicado a Apolo,
donde colgó sus alas como ofrenda. Minos, en su búsqueda implacable de Dédalo,
proponía un desafío para identificar al artesano: enhebrar un hilo a través de
una caracola espiral. Cócalo, con la ayuda de Dédalo, resolvió el enigma
utilizando una hormiga para pasar el hilo a través de la concha.
Minos, supo que solamente un ingenio que
desarrollase tan idea solamente pudiera ser la de Dédalo y al descubrir así su
presencia, exigió su entrega. Cócalo prometió hacerlo e invitó a Minos a un banquete
para sellar la paz. Pero antes de la comida le tendieron una trampa,
ofreciéndole un baño atendido por las mismas hijas de Cócalo, el cual aceptó. Las
hijas del rey siciliano quemaron a Minos con agua hirviendo ya que Dédalo había
construido unos conductos especiales para llevar agua hirviendo hasta la
bañera, acabando así con la vida del monarca cretense.
Dédalo murió en Sicilia probablemente. En
la Antigüedad, algunos edificios importantes, obras de arte y herramientas
fueron atribuidas a él. Se cree que inventó la vela, el mástil, el pegamento,
el hacha y la plomada. También creó estatuas de madera con ojos y
articulaciones movibles que podían desplazarse.
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