La dramática suerte del Essex y la ballena que inspiró la Furia de Herman Melville.

En el siglo XIX, la pequeña isla de
Nantucket, en Massachusetts, se convirtió en un próspero centro económico
gracias a la caza de ballenas, que proporcionaba a sus habitantes una fuente de
riqueza considerable. Situada estratégicamente en la costa atlántica de los
Estados Unidos, Nantucket albergaba una de las flotas balleneras más grandes y
exitosas del país, compuesta por setenta barcos que se lanzaban a la aventura
en el Atlántico y el Pacífico. Entre las especies más codiciadas se encontraba
el cachalote, un gigante marino que ofrecía una abundante cantidad de aceite,
hasta 1,900 litros por cada ejemplar capturado, lo que lo convertía en la presa
más deseada.
El Essex, uno de los barcos más
reconocidos de la flota de Nantucket, tenía una reputación impecable. Llevaba
más de dos décadas surcando los mares sin incidentes significativos, protegido
por la creencia de que el aceite de ballena, utilizado para conservar la
madera, le confería una resistencia superior. No es de extrañar que muchos
marineros aspiraran a formar parte de su tripulación, atraídos por la buena
fortuna que siempre parecía acompañar al Essex.
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Grabado que representa la caza de ballenas. SXIX |
El comienzo de la aventura
En el verano de 1819, Nantucket bullía de
actividad. Los barcos se preparaban para una nueva temporada de caza de
ballenas, una empresa que podía prolongarse durante más de dos años. El Essex
se encontraba entre ellos, con una tripulación experimentada liderada por el
recién nombrado capitán George Pollard y el joven primer oficial Owen Chase. A
bordo también viajaba el grumete Thomas Nickerson, un muchacho de tan solo
quince años que, a pesar de su corta edad, se enfrentaba a la ardua tarea de
participar en una expedición que marcaría su vida.
El 12 de agosto de 1819, el Essex zarpó
rumbo al Pacífico, dispuesto a enfrentarse a las inhóspitas aguas en busca de
manadas de cetáceos. La caza de ballenas no era tarea fácil; cuando lograban
capturar una, les esperaban tres días de trabajo ininterrumpido. Debían cortar
la gruesa capa de grasa que cubría al animal y fundirla en hornos para
convertirla en aceite. Todo esto se llevaba a cabo en un barco rudimentario,
construido a principios del siglo XIX, que debía enfrentar tormentas y oleajes
impredecibles, especialmente al cruzar el temido Cabo de Hornos, el punto más
austral de América del Sur.
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La caza de ballenas era un negocio muy lucrativo en el S. XIX |
El fatal encuentro
A medida que se adentraban en el vasto
Pacífico, la tripulación del Essex comenzó a avistar manadas de ballenas. La
emoción crecía a bordo, pero también lo hacía la inquietud, especialmente
cuando apareció un cachalote de 26 metros de longitud, un coloso del océano con
una enorme cabeza cuadrada y marcada por cicatrices de enfrentamientos
anteriores. Aunque las ballenas no son animales inherentemente violentos, la
tripulación sabía que los coletazos de una ballena herida podían causar daños
significativos a las balleneras, las pequeñas embarcaciones desde las que
lanzaban los arpones.
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Fotograma de la película "En el corazón del Mar". El cachalote atacando el Essex |
Sin embargo, lo que ocurrió a continuación
fue completamente inesperado y aterrador. La tripulación observó con asombro
cómo el gigantesco cachalote, lejos de huir tras recibir el primer ataque,
embistió directamente contra el Essex. El impacto fue brutal, y el miedo se
apoderó de los marineros cuando la ballena atacó nuevamente, esta vez con una
furia inusitada. La tercera embestida fue devastadora: la ballena logró abrir
una vía de agua en el casco del barco, condenándolo al hundimiento. Mientras el
Essex se hundía en las profundidades del Pacífico, la tripulación apenas tuvo
tiempo de subir a las pequeñas barcas para intentar salvarse.
La lucha por la
supervivencia
Lo que siguió fue una travesía desesperada
por la supervivencia en el vasto océano, donde las provisiones se agotaron
rápidamente. Durante los tres largos meses que pasaron a la deriva, la
tripulación fue diezmada por el hambre, la sed y la desesperación. La situación
se volvió tan crítica que algunos marineros recurrieron al canibalismo para
sobrevivir. De los más de veinte tripulantes originales, solo cinco lograron
ser rescatados, entre ellos el joven Thomas Nickerson, cuya historia sería
inmortalizada en un libro que narraba la tragedia del Essex.
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Fotograma de la película "En el corazón del mar". El animal les persiguió durante días |
Este relato no solo dejó una huella
indeleble en la historia marítima, sino que también sirvió de inspiración para
una de las obras más emblemáticas de la literatura universal: Moby Dick. Herman
Melville, autor de esta novela, se inspiró en los hechos vividos por la
tripulación del Essex para dar vida a la épica lucha entre el capitán Ahab y la
mítica ballena blanca. La leyenda de Moby Dick ha perdurado a lo largo del
tiempo, alimentada por la fascinación del ser humano ante los misterios y
peligros del océano.
La auténtica ballena blanca: Mocha Dick
Pero la historia del Essex no fue la única
que influyó en Melville. También conocía la leyenda de Mocha Dick, una ballena
albina que había sido avistada en la costa de la isla de Mocha, en Chile. Esta
criatura, descrita por el oficial británico Jeremiah N. Reynolds en una
publicación de 1839, era temida por los balleneros, quienes la consideraban un
leviatán invencible, capaz de hundir barcos con su colosal fuerza. Aunque la
veracidad de esta historia nunca ha sido confirmada, su impacto en la cultura
popular y en la imaginación de Melville fue innegable.
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Obra Mocha Dick la ballena blanca del Pacífico por Jeremiah N. Reynolds |
La leyenda del Essex y de la ballena que
lo hundió es un testimonio de la feroz lucha entre el hombre y las fuerzas
indomables de la naturaleza. A lo largo de los siglos, la historia ha sido
narrada una y otra vez, adaptada al cine y transformada en mitos que
trascienden el tiempo. Pero en el fondo, sigue siendo una reflexión sobre los
límites de la ambición humana y las consecuencias de desafiar a las criaturas
que habitan en las profundidades del mar.
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