La hechicera más famosa de la Mitología, que por amor a Jasón, abandonó a su familia, asesinó, traicionó e incluso mató a sus propios hijos.

Medea: La Hechicera de
Cólquida
Medea es hija de la ninfa Idia y de Aeta,
rey de Cólquida e hijo del dios Helio, lo que ya la sitúa en un contexto de
poder y misterio. Crece en una tierra lejana y desconocida, en las fronteras
del mundo griego, lo que desde el inicio marca su identidad como extranjera y
“bárbara” a los ojos de los griegos. Es en este rincón del mundo donde Medea
conoce a Jasón, el héroe que lidera a los argonautas en su misión de recuperar
el vellocino de oro, una tarea que parece imposible pero que se vuelve factible
gracias a la intervención de Medea.
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Medea y Jasón |
Impulsada por el amor que Eros infunde en su corazón, Medea traiciona a su familia y a su patria para ayudar a Jasón. Con sus conocimientos de magia y hechicería, ella guía a Jasón en cada desafío, desde enfrentar al terrible dragón que custodia el vellocino hasta idear formas para evadir a sus perseguidores. Su amor por Jasón es tan profundo que incluso llega a matar a su propio hermano, Apsirto, esparciendo sus restos en el mar para retrasar a su padre, quien los persigue. Este acto, aunque horroroso, es una muestra de la determinación y el sacrificio de Medea por el hombre que ama.
Una Extranjera en Tierra
Griega
El sacrificio de Medea es inmenso: deja
atrás su hogar, su familia y su identidad para convertirse en la esposa de
Jasón. Sin embargo, a pesar de todo lo que hace por él, nunca es aceptada
completamente por la sociedad griega. En Grecia, Medea sigue siendo vista como
una extranjera, una “bárbara” que, aunque poderosa y astuta, es considerada
inferior por no pertenecer al mundo civilizado de los griegos. Esta percepción
se convierte en un obstáculo insuperable cuando Jasón decide abandonarla para
casarse con Creusa, la hija del rey Creonte de Corinto.
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Medea en Corinto |
La traición de Jasón desencadena la ira de
Medea, que se siente profundamente herida y humillada. Es en este momento
cuando el mito presenta su aspecto más oscuro: Medea, en su deseo de venganza,
mata a sus propios hijos para cortar todo vínculo con Jasón y causar el mayor
dolor posible al hombre que la ha traicionado. Esta imagen de la madre infanticida
ha sido tan poderosa que incluso ha dado lugar al término “síndrome de Medea”
en la psicología moderna, refiriéndose a las madres que matan a sus hijos en un
acto de venganza contra sus parejas.
Las Diferentes Caras del
Mito de Medea
No obstante, la historia de Medea no se
limita a esta versión de Eurípides, que ha sido la más difundida. El mito de
Medea ha sido reescrito y reinterpretado a lo largo del tiempo, adaptándose a
las sensibilidades y contextos de diferentes épocas. Pausanias, por ejemplo,
ofrece una versión alternativa en la que Medea no mata a sus hijos; según él,
son los propios corintios quienes asesinan a los niños como represalia por los
regalos envenenados que su madre había enviado a Creusa. Esta versión presenta
a Medea no como una madre despiadada, sino como una víctima de la xenofobia y
el rechazo hacia lo diferente.
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Boda de Jasón y Creusa - Rembrandt |
Una Figura Trágica y
Compleja
La complejidad de Medea radica en que,
aunque es vista como una figura negativa en muchas versiones del mito, también
es una mujer profundamente incomprendida y marginada. A pesar de su poder y
sabiduría, es temida y rechazada por aquellos que no entienden su naturaleza.
Su historia es la de una mujer que, arrancada de su tierra natal y traicionada
por el hombre al que lo dio todo, se ve obligada a enfrentarse a un mundo
hostil.
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Medea mató a sus hijos por venganza a Jasón |
En última instancia, Medea es un reflejo
de los miedos y prejuicios de la sociedad griega hacia lo extranjero y lo
diferente. Su mito es una advertencia sobre las consecuencias de la traición y
la exclusión, pero también es una historia de resistencia y desafío ante la
adversidad. Al final, Medea vuela en el carro de fuego de su abuelo Helio,
dejando atrás a una Grecia que nunca la aceptó, para encontrar un nuevo hogar
en Atenas junto al rey Egeo.
El mito de Medea sigue siendo relevante
hoy en día, no solo por su riqueza narrativa, sino también por las preguntas
que plantea sobre la identidad, el poder y la justicia. Medea no es solo una
bruja o una asesina; es una mujer que, atrapada entre su amor y su ira, nos
muestra las profundidades de la condición humana. Su leyenda perdura porque,
como todos los grandes mitos, nos habla de nuestras propias vidas y de los
desafíos que enfrentamos al ser diferentes en un mundo que teme lo que no
comprende.
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Medea ayudó a Jasón a conseguir el Vellocino, durmiendo a los dragones |
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