¿HUBO MÁS DE UN MESÍAS? – La historia del griego contemporáneo de Jesus, que sanaba a enfermos y resucitaba muertos.

 

Existió en realidad un pagano desconocido, al que también se le atribuye origen divino y que hacía hechos asombrosos: Apolonio de Tiana

 



Durante el primer siglo de nuestra era, en los territorios orientales del Imperio romano, un hombre se destacaba entre la multitud. Con su porte imponente, cabello largo y barba, vestido siempre con una túnica de lino, Apolonio de Tiana recorría las ciudades atrayendo a quienes lo veían no solo por su apariencia, sino por las historias que lo rodeaban. Nacido en una familia adinerada y antigua de la ciudad griega de Tiana, en la región de Capadocia (hoy Kemer Hisar, Turquía), Apolonio se convirtió en una figura enigmática, venerada y temida a partes iguales.

 

La “leyenda” de Apolonio de Tiana

 

Se le retrata como un ser dotado de habilidades extraordinarias. Se decía que podía sanar enfermos, exorcizar demonios y hasta resucitar a los muertos. Sus seguidores estaban convencidos de que era un ser divino, y al igual que Jesús de Nazaret, se cree que Apolonio ascendió al cielo al final de su vida, regresando luego para demostrar su inmortalidad. Sin embargo, la *historia* nos dice que también tuvo enemigos que, temiendo su influencia, lo entregaron a las autoridades romanas para ser juzgado.

 


Los seguidores de Apolonio creían que su origen era divino

Las similitudes entre Apolonio y Jesucristo no han pasado desapercibidas a lo largo de los siglos. Se ha debatido intensamente si los relatos sobre uno influyeron en los del otro, pero no hay un consenso claro al respecto. Lo que es innegable es que ambos personajes coexistieron en una época y un lugar donde diversos credos y figuras similares proliferaban. La competencia religiosa y la necesidad de mantener antiguas creencias vivas hicieron que Apolonio fuera presentado como una alternativa pagana a Jesús en un tiempo donde el cristianismo comenzaba a ganar terreno y poder. 

La controversia en torno a Apolonio de Tiana se intensificó con la obra del filósofo neoplatónico sirio Porfirio. En su obra "Adversus Christianos", Porfirio cuestionó la divinidad de Jesucristo, señalando que los logros atribuidos a Apolonio eran comparables, si no superiores. Este debate fue avivado también por Sossianus Hierocles, un filósofo y gobernador de Bitinia, quien utilizó la figura de Apolonio para argumentar que los cristianos no debían reclamar la divinidad de Cristo basándose únicamente en sus milagros.

 

¿Qué sabemos realmente de Apolonio de Tiana?

 


Apolonio enseñando a sus discípulos

A pesar de la fascinación que ha generado, los detalles históricos sobre su vida son escasos. La única fuente completa que ha sobrevivido es la biografía "La vida de Apolonio de Tiana", escrita por el sofista griego Filóstrato de Atenas. Esta obra fue encargada por la emperatriz siria Julia Domna, esposa de Septimio Severo, y se terminó en el 238 d.C. Filóstrato se basó en varios materiales, incluyendo relatos de testigos y escritos atribuidos al propio Apolonio, aunque muchos historiadores han cuestionado la veracidad de estas fuentes, especialmente la existencia de un supuesto discípulo llamado Damis.

 

A pesar de las dudas sobre algunos detalles, hay consenso en que Apolonio realmente existió, ya que otros escritores de la antigüedad, como el historiador romano Dion Casio, también lo mencionan. No obstante, "La vida de Apolonio" tiene un tono más cercano a la ficción que a un relato histórico fidedigno. Filóstrato entreteje en su obra leyendas, como la de que la madre de Apolonio fue visitada por el dios egipcio Proteo durante su embarazo, quien le anunció que su hijo sería como él.

 


Afirman que realizaba cosas extraordinarias solo al alcance de los sabios

Filóstrato retrata a Apolonio más como un erudito que como un dios, sugiriendo que sus habilidades extraordinarias eran el resultado de un conocimiento profundo que "Dios revela a los sabios". Incluso cuando describe uno de sus milagros más famosos, en el que resucita a una joven en Roma el día de su entierro, el autor deja espacio para la duda, sugiriendo que podría haber percibido una chispa de vida que otros no notaron.

 

Las virtudes de Apolonio de Tiana

 

Apolonio adoptó una vida ascética desde joven, alineándose con las estrictas reglas de la escuela pitagórica. Rechazaba el vino, la carne y cualquier producto derivado de animales, como el cuero, y vestía exclusivamente con ropa de lino. Abogaba por la castidad y la simplicidad, creyendo en un Dios supremo accesible a través de la razón y la meditación, y aceptaba todas las religiones como manifestaciones de una fe universal. Además de sus inclinaciones místicas, Apolonio fue un matemático y científico que apoyaba la teoría heliocéntrica.



Apolonio realizando curaciones milagrosas
 

Su influencia se extendía también al ámbito político. Apolonio se oponía a la tiranía y, según Filóstrato, poseía habilidades sobrehumanas como el dominio de todos los idiomas sin haberlos aprendido, la capacidad de leer mentes y de predecir el futuro, lo que lo hacía temido y respetado a partes iguales. Estos dones, según su biógrafo, no eran fruto de la hechicería, sino de una sabiduría profunda similar a la de filósofos como Sócrates y Anaxágoras.

 

Apolonio viajaba incansablemente, adquiriendo conocimientos de diversas culturas. En India, aprendió de los brahmanes; en Egipto, de los gimnosofistas. En Roma, desafió a la autoridad de Nerón, escapando de la muerte gracias a un eclipse que se interpretó como un presagio divino. Su vida estuvo marcada por encuentros con poderosos de su tiempo, como los emperadores Vespasiano y Tito, y también por enfrentamientos con quienes lo veían como una amenaza.

 


Representacion de Apolonio de Tiana - 1659


Su historia terminó de manera tan enigmática como había vivido. Arrestado por el emperador Domiciano por supuesta sedición, se dice que desapareció de manera misteriosa durante su juicio. Filóstrato relata que Apolonio, a sus más de 100 años, ascendió corporalmente al cielo, acompañado por un canto celestial. Aunque estos relatos rozan lo mítico, contribuyen a mantener viva la figura de Apolonio de Tiana, un hombre cuya *leyenda* sigue suscitando interés y debate más de dos mil años después de su muerte.



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