¡HUELE A QUEMADO! – 1666 El Gran Incendio de Londres que cambió la ciudad para siempre.

¡Pardiez! Se me ha quemado el asado que estaba haciendo. ¡Por zalamero!. En cuanto veo unas faldas, allá que voy y, antes que la devoción, está la obligación: ¡Y el yantar es la principal!.

Ahora tendré que echar al garguero la cecina que guardaba como oro en paño para la noche. ¡En fin¡ la moza merecía la pena. Pero este olor a quemado trae a las mientes, el suceso que acaeció en Londres y que a buen seguro sorprenderá a vuesas mercedes.




El Gran Incendio de Londres: Un Viaje hacia la destrucción

En la madrugada del 1 de septiembre de 1666, Londres despertó al caos. Thomas Farriner, un panadero de Pudding Lane, se encontró con su hogar y negocio envueltos en llamas. Logró escapar junto a su familia, pero la tragedia había comenzado. Así nació una de las historias de destrucción más fascinantes y aterradoras: el Gran Incendio de Londres.


El Comienzo del Fuego

Era una noche como cualquier otra hasta que una chispa olvidada en la panadería de Farriner desató el infierno. Las llamas se extendieron rápidamente, impulsadas por un viento fuerte y un verano seco que había convertido la ciudad en un polvorín. Este evento devastador, narrado detalladamente por el cronista Samuel Pepys, dejó una marca indeleble en la historia y en las leyendas paralelas que de este acontecimiento se derivaron.




La Devastación

Durante cuatro días, el fuego consumió todo a su paso. Arrasó con 13,200 casas, 83 iglesias y más de 400 calles, incluida la icónica Catedral de San Pablo. Londres, una ciudad con una rica historia, quedó en ruinas. Los relatos de viajes inolvidables de los supervivientes se llenaron de horror y pérdida. La ciudad de 350,000 habitantes se redujo a cenizas, aunque milagrosamente, solo seis muertes fueron registradas oficialmente.



Bomberos de la época

Teorías y Conspiraciones

Las teorías sobre el origen del fuego son numerosas y diversas. Farriner insistió en que el incendio no fue culpa suya, sugiriendo que enemigos extranjeros, como los franceses o los católicos, podrían haberlo provocado. Esta acusación caló hondo entre los londinenses, ya que Inglaterra estaba en guerra con Holanda y enemistada con Francia y España. Las teorías conspirativas sobre un complot jesuita proliferaron, alimentadas por el miedo y la ira de los ciudadanos que habían perdido todo.

Una de las víctimas de esta paranoia fue Robert Hubert, un francés acusado de iniciar el incendio. Hubert fue ahorcado rápidamente, aunque luego se demostró que había llegado a Inglaterra dos días después de que comenzara el fuego. El caos y la búsqueda de un chivo expiatorio muestran cómo los viajes históricos y curiosos pueden estar plagados de injusticias y errores.


Intervención Real y Reconstrucción

El Rey Carlos II intentó calmar a la población atribuyendo el desastre a "la mano de Dios" en lugar de a un complot humano. Sin embargo, la reconstrucción de Londres fue una tarea titánica. La ciudad, que ya había sufrido una devastadora peste dos años antes, tuvo que reponerse nuevamente. El arquitecto Christopher Wren jugó un papel crucial en la reconstrucción, diseñando un nuevo plan para la ciudad con calles más amplias y edificaciones de ladrillo y piedra, en lugar de las antiguas estructuras de madera.



Carlos II


El Legado del Incendio

El Gran Incendio de Londres es un ejemplo claro de cómo los destinos en la historia pueden transformarse completamente por un solo evento. La ciudad renació de sus cenizas, más moderna y mejor preparada para el futuro. Este suceso ha inspirado numerosos cuentos, convirtiéndose en una parte integral de la cultura y las tradiciones londinenses.

Los visitantes de hoy pueden explorar los lugares históricos para visitar en Londres, como el Monumento al Gran Incendio, diseñado por Wren, que conmemora la tragedia y la resurrección de la ciudad.


Conclusión

El Gran Incendio de Londres no solo es una de las historias curiosas más impactantes, sino también una lección sobre la resiliencia y la capacidad de una ciudad para renacer de sus cenizas. Las teorías sobre su origen, las decisiones críticas tomadas durante la emergencia y la posterior reconstrucción ofrecen un rico tapiz de relatos de culturas y tradiciones que siguen cautivando a historiadores y viajeros por igual.

 

La zona rosada es la devastada por el incendio


Espero que el relato haya satisfecho a vuesas mercedes. Mientras por mi parte, me dedicaré a dar buena cuenta de esta riza cecina, regada con un tinto Torralbeño que, a buen seguro, alejará de mi sesera el recuerdo del malogrado asado, aquí tumbado en la mullida pradera sobre la que me asiento

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