¡LA LLAMADA DE JACK LONDON! – La increíble vida de aventuras, de un escritor legendario.

 Jack London, la vida que bien pudiera haber sido una novela

 


“Preferiría ser un soberbio meteoro antes que un planeta dormido y permanente” - J. London

 

Jack London, reconocido por sus relatos de aventuras, vivió una vida tan apasionante y turbulenta como las historias que escribió. Desde su humilde comienzo en San Francisco hasta su ascenso a la fama literaria, su vida estuvo marcada por la búsqueda de aventuras y el constante enfrentamiento a los desafíos.

 

Inicios y primeros trabajos

 

John Griffith Chaney, conocido mundialmente como Jack London, nació en San Francisco en 1876. Su madre, Flora Wellman, era una profesora de música con inclinaciones espiritistas, y su padre, un astrólogo itinerante llamado William Chaney, negó su paternidad y abandonó a la familia antes del nacimiento de John. Debido a los problemas de salud física y mental de Flora, el joven John fue cuidado por Virginia Prentiss, una mujer afroamericana. Flora se casó más tarde con John London, un veterano de la Guerra Civil, y la familia se estableció en Oakland, California, donde John adoptó el apellido de su padrastro y se convirtió en Jack London.

 


Jack London en los comienzos del Surf en Waikiki

Abandonó la escuela a los 14 años y comenzó a trabajar en una serie de empleos extenuantes en la bahía de San Francisco. Entre estos trabajos, se destacó como pirata de ostras, una actividad ilegal que lo llevó a enfrentarse con la ley, y posteriormente, trabajó para la patrulla pesquera gubernamental. Estas experiencias tempranas lo formaron como un marinero tenaz y resistente.

 

A los 17 años, Jack se unió a la tripulación del Sophie Sutherland, un barco de caza de focas que lo llevó a Japón pasando por el mar de Bering. Esta aventura fue solo el comienzo de una vida llena de viajes y descubrimientos.


El atractivo del oro

 

En 1896, se descubrió oro en Rabbit Creek, cerca de Dawson City, en el Yukón canadiense. La noticia desató la fiebre del oro de Klondike, atrayendo a unos 100,000 prospectores, entre ellos Jack London.  

El Yukón era una tierra salvaje y hostil, y las condiciones para los buscadores de oro eran extremas. London y su grupo se enfrentaron a lagos peligrosos, rápidos y montañas nevadas antes de llegar a su destino. Para llegar hasta allí, debían atravesar el Sendero Chilkoot, una travesía durísima entre las montañas y se calcula que solo llegaron 30.000 de los 100.000 prospectores que partieron

 


El Sendero Chilkoot en 1898

En Dawson City, las duras condiciones de vida y la búsqueda de oro inspiraron muchas de las historias futuras de London. La vida en los salones de la ciudad contrastaba con la penosa labor en los ríos helados. Fue en estos lugares donde London conoció a personas y animales que se convertirían en personajes de sus obras más conocidas, como el perro Buck en "La llamada de lo salvaje".

 

De la fiebre del oro a la escritura

 

Después de casi un año en el Yukón, una combinación de desnutrición y malas ganancias obligó a London a regresar a California. Aunque no encontró riqueza en el oro, sus experiencias le proporcionaron una riqueza inestimable de historias y personajes. En sus propias palabras, "En Klondike me encontré a mí mismo". Estas vivencias se reflejarían en sus relatos breves y novelas que explorarían temas existenciales en el extremo norte.

 


Dawson City 

En 1903, su novela "La llamada de lo salvaje" se publicó con gran éxito, estableciendo a London como un escritor de renombre. La obra cuenta la historia de Buck, un perro californiano robado y llevado al Yukón para trabajar como perro de trineo, reflejando las duras lecciones que London aprendió en el norte.

 

Periodismo y controversia

 

En 1904, London se embarcó como corresponsal de guerra para cubrir el conflicto rusojaponés. Sus informes generaron controversia, ya que muchos los consideraron alarmistas y prejuiciosos hacia las potencias asiáticas emergentes. Sin embargo, algunos estudios posteriores, sugieren que London era un liberal avanzado para su época, preocupado por el bienestar de los soldados y campesinos que conoció.

 


Los Vultures- Grupo de corresponsales que cubrieron la guerra ruso-japonesa

El regreso al mar y la tierra

 

Con el éxito literario, London pudo dedicarse a sus dos grandes pasiones: el mar y la tierra. Tras su primer matrimonio fallido, se casó con Charmian Kittredge y juntos emprendieron una travesía en el Snark, un barco hecho a medida. Aunque la travesía estuvo llena de desafíos y terminó prematuramente debido a problemas de salud de London, proporcionó material para su obra "El crucero del Snark" y los "Cuentos de los mares del sur".

 


Jack London escribiendo a bordo del Snark

De vuelta en California, London compró una gran extensión de tierra en Glen Ellen, donde planeó construir una granja y su hogar, Wolf House. Sin embargo, un incendio destruyó la casa antes de que pudiera mudarse, una pérdida que su esposa describió como devastadora para London.

 

El legado de una vida intensa

 

Pese a sus éxitos, la vida de London estuvo marcada por excesos y problemas financieros. Sus proyectos ambiciosos y su estilo de vida lo dejaron a menudo sin dinero. Escribió prolíficamente, publicando 49 libros en 17 años, además de numerosos artículos y relatos breves. Su objetivo autoimpuesto de escribir mil palabras diarias refleja tanto su necesidad económica como su dedicación a la escritura.

 


London en su oficina el mismo año de su muerte

La salud de London se deterioró debido a los rigores de su vida aventurera. London falleció en noviembre de 1916 en su rancho de California a los 40 años. Aunque en su certificado de defunción constó: «uremia tras un cólico renal», la sobredosis de viales de morfina que utilizaba para calmar el dolor pudo ser la causa de su muerte, no descartándose, por parte de muchos conocedores de su trayectoria, que London se suicidara, como muchos de los personajes de sus novelas.

 

Jack London es recordado no solo por sus relatos cautivadores, sino también por la vida audaz y llena de aventuras que vivió. Su capacidad para capturar el espíritu de la lucha humana contra la naturaleza y sus propias experiencias personales han cimentado su lugar en la historia literaria.

 


“La función del ser humano es vivir, no existir. No voy a gastar mis días tratando de prolongarlos, voy a aprovechar mi tiempo”. -J. London-



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