¡CUANDO CAMINAR ES UNA MALDICIÓN ! – La leyenda del judío errante, maldito por no ayudar a Jesús.

 

Desde que dejé de gatear y me erguí, no he dejado de caminar.

Por veredas, sendas, caminos, calzadas, de piedra, de tierra, con nieve, barro o agua, nunca he dejado de caminar. Al principio solo y luego, con mi jumento por inseparable compañero. Nunca he dejado de andar. Pero siempre con dos motivaciones supremas.

Una, la que alimenta mi espíritu. Como es la que provoca el goce, al contemplar los extasiados rostros de aquellos que absortos, escuchan concentrados mis relatos y luego sus ovaciones al terminar. Es un placer indescriptible.

La otra, que nutre mi cuerpo. Y que permite tener unas monedas en mi bolsa con las que poderme alimentar; degustar buenos vinos y viandas y a veces, un cómodo camastro y un techo bajo el que cobijarme. Los manjares que la vida ofrece. 


El origen del mito de la eterna culpabilidad; el Judío Errante.

 




En el siglo XVI, se difundió por toda Europa la leyenda de un judío condenado a vagar eternamente, cargando con la culpa de su supuesta responsabilidad en la muerte de Cristo. Este mito, conocido como el "Judío Errante," se originó a partir de interpretaciones de ciertos pasajes del Evangelio de Juan. En estos textos se mencionan individuos que negaron ayuda o mostraron desprecio hacia Jesús durante su crucifixión. Entre estos personajes, destaca Malco, un criado del sumo sacerdote que participó en la detención de Jesús en el huerto de los Olivos.

 

Orígenes de la Leyenda

 

La primera versión conocida de esta leyenda fue escrita en 1228 por el benedictino inglés Mateo París. En su relato, el protagonista es Cartáfilo, un portero del pretorio romano encargado de ejecutar la sentencia de muerte de Jesús.

Según la historia, cuando Jesús cayó camino al Gólgota, Cartáfilo lo golpeó y lo instó cruelmente a levantarse y seguir. En respuesta, Jesús le dijo que caminaría hasta su crucifixión, pero Cartáfilo, estaría condenado a vagar sin descanso hasta el Juicio Final. Tras la muerte de Jesús, Cartáfilo se convirtió al cristianismo, adoptó el nombre de José y comenzó su eterno peregrinaje.

 


Jesus maltratado por Cartáfilo camino del Gólgota

Evolución del Mito

 

A lo largo del siglo XIII, esta leyenda se propagó por Italia, aunque con variaciones en el nombre del personaje, que a veces se llamaba Buttadeus, Juan de Espera en Dios o Giovanni Servo di Dio. Sin embargo, fue en el siglo XVI cuando la leyenda adoptó una fuerte connotación antisemita, presentando al personaje errante específicamente como un judío. Este cambio se debió al creciente antijudaísmo de la época, exacerbado por las crisis de hambre y epidemias del siglo XIV, que llevaron a culpar a los judíos de numerosas calamidades.

 

La desconfianza hacia los judíos resultó en su confinamiento en guetos en ciudades como Venecia y Roma, y en su expulsión o conversión forzosa en varios reinos europeos, incluyendo España en 1492. Paralelamente, la práctica de los viacrucis, en la que los cristianos recreaban la pasión de Cristo, reforzó la asociación de los judíos con la culpa de su muerte. Así, el mito del Judío Errante se consolidó como una leyenda de carácter antisemita, con el adjetivo "errante" reflejando la condición de los judíos de la época, forzados a trasladarse constantemente.

 

Representaciones en todas las épocas


Apariciones y Testimonios

 

En el siglo XVI, surgieron relatos sobre un personaje llamado Ahasvero, un judío que habría sobrevivido desde la época de Cristo y podía aparecer en cualquier momento y lugar. Los pocos viajeros europeos que llegaban a Palestina y Jerusalén aseguraban haber encontrado a este enigmático testigo de la Pasión. Por ejemplo, el noble veneciano Carlo Soranzo relató cómo un turco lo llevó ante un prisionero extravagante en Jerusalén, identificado como el Judío Errante, condenado a caminar sin descanso hasta el Juicio Final.

 

En Europa, también se registraron numerosas apariciones. En 1604, dos jóvenes gascones afirmaron haber encontrado a este personaje en Francia, presentado como un zapatero que recitaba un cuarteto sobre su eterna penitencia. En 1774, surgió otra aparición en Brabante, donde se identificó al Judío Errante como Isaac Laquedem.

 


El judío a su paso por aldeas- Grabado de Gustavo Doré


La aparición más destacada ocurrió en Hamburgo en 1542, según el obispo de Schleswig, Paul von Eitzen. Von Eitzen, interesado en fenómenos escatológicos, describió cómo Ahasvero fue visto por cientos de personas y relató detalles sobre los sufrimientos de Jesús y las traiciones de Judas Iscariote. En su relato, Ahasvero era descrito como un hombre devoto y piadoso, que mostraba gran reverencia cada vez que se mencionaba a Jesús. Este personaje taciturno y reservado era conocido por su austeridad, nunca reía y vivía una vida de penitencia, entregando todo el dinero que recibía a los pobres.

 

Mito antisemita del medievo

 

El mito del Judío Errante, nacido de interpretaciones religiosas y exacerbado por el antisemitismo medieval, ha perdurado a lo largo de los siglos. Esta leyenda refleja las tensiones y prejuicios de la Europa medieval y renacentista, convirtiéndose en un símbolo de eterna culpabilidad y castigo. Su figura ha aparecido en múltiples relatos y testimonios, dejando una huella profunda en la cultura y la literatura europeas.



Condenado a vagar hasta el día del Juicio Final

Caminar es mi medio de locomoción y siempre será para mí, una opción. No puedo imaginar, vivir eternamente vagando hasta el fin de los tiempos, por obligación. Mi mente se agota solo de pensarlo.



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