Buenos días queridos lectores, me encuentro en una pequeña aldea donde he entusiasmado a sus habitantes con mis historias y relatos. El público es agradecido y siempre responde con generosidad en forma de viandas, huevos, bebida del lugar acompañado de unas monedas que ya tintinean en mi bolsa.
Uno de los relatos que más algazara ha
provocado es el que ahora mismo les traigo para su dulce deleite.
La Guerra de los Pasteles: Entre Pasteles, Diplomacia y Políticos de la Época
La historia está llena de eventos épicos, pero pocas veces encontramos una narrativa tan curiosa y pintoresca como la que rodea a la Guerra de los Pasteles, un conflicto que, por más que su nombre pueda sonar a comedia, tuvo implicaciones serias en la historia de México y Francia. Este curioso episodio, que tuvo lugar entre 1838 y 1839, nos recuerda que la historia no siempre es una sucesión de eventos graves y solemnes. A veces, los conflictos internacionales pueden surgir a partir de situaciones aparentemente triviales. En este caso, una panadería y unos pasteles fueron el catalizador de una guerra.
El origen del conflicto se remonta a 1832
en el barrio de Tacubaya, un poblado cercano a Ciudad de México. Según los
relatos populares, oficiales del ejército mexicano se presentaron en el local
de repostería del francés Sebastián Remontel. La versión más común dice que los
militares no solo consumieron pasteles sin pagar, sino que también causaron
destrozos en el lugar, dejando a Remontel con una pérdida de 800 pesos, una suma
considerable para la época. Sin embargo, como suelen ocurrir en los cuentos
fascinantes, las versiones sobre este incidente son contradictorias. Algunos
afirman que el saqueo fue real, mientras que otros sostienen que solo se trató
de una simple cuenta impagada.
Pero más allá de la controversia sobre el
pastelero, el hecho es que este episodio, aunque no parece tener suficiente
sustento histórico, acabó desencadenando un conflicto bélico serio. Así nació
lo que muchos se refieren con una sonrisa como la "Guerra de los
Pasteles". La ironía del nombre resalta cómo una queja sobre una panadería
se transformó en una crisis internacional.
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Bombardeo de San Juan de Ulúa- Horace Vernet |
En el contexto histórico de la época, México estaba atravesando un período de gran inestabilidad. Tras su independencia en 1821, el país había experimentado una serie de crisis políticas y económicas. La monarquía imperial que siguió a la independencia apenas duró tres años, y México se convirtió en una república marcada por intensas disputas entre federalistas y centralistas. La situación se complicó aún más con la epidemia de cólera en 1833 y la pérdida de Texas en 1836 frente a los Estados Unidos. En medio de esta turbulencia interna, México se encontraba en una posición vulnerable, y las potencias extranjeras como Francia y Gran Bretaña estaban atentas a las oportunidades que se presentaran para rapiñearla.
Comienzan las hostilidades con Francia
Francia, con su mirada puesta en América
Latina, estaba deseosa de afianzar su influencia en la región. La negativa del
gobierno mexicano a conceder privilegios comerciales a los franceses y la falta
de compensación por los daños a los ciudadanos franceses fueron la excusa
perfecta para ejercer presión. En marzo de 1838, la flota francesa, liderada
por el diplomático barón Antoine-Louis Deffaudis, llegó al puerto de Veracruz y
comenzó un bloqueo que estranguló la economía mexicana. La presencia de 26
naves francesas no solo bloqueó el comercio, sino que también sirvió como una
táctica de presión para obligar a México a cumplir con las demandas francesas.
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La guerra de los Pasteles- Batalla de Veracruz |
Las hostilidades llegaron a un clímax
cuando, el 27 de noviembre de 1838, los franceses atacaron el fuerte de San
Juan de Ulúa. El ataque fue devastador, y las fuerzas mexicanas, a pesar de su
valentía, no pudieron contrarrestar el poder de fuego superior de los
franceses. Las fuerzas francesas rápidamente se apoderaron del puerto, lo que
obligó al presidente mexicano Anastasio Bustamante a buscar una solución.
El momento de la Diplomacia y los Políticos
El conflicto no duró mucho, pero tuvo un
impacto significativo. El 9 de marzo de 1839, México y Francia llegaron a un
acuerdo: México pagaría los 600,000 pesos exigidos por Francia en plazos. El
acuerdo también incluyó la retirada de las fuerzas francesas de Veracruz y el
levantamiento del bloqueo. Aunque el conflicto se resolvió, la deuda nunca se
pagó en su totalidad y años después, el pretexto de la deuda impagada se usó
nuevamente para justificar una segunda intervención francesa en México en 1861.
La Guerra de los Pasteles es una historia
épica de viajes y una leyenda urbana que nos recuerda que, a veces, los eventos
más grandes pueden tener orígenes pequeños e inesperados. Este conflicto nos
enseña que la historia no siempre sigue un curso lineal y que los eventos
aparentemente triviales pueden tener consecuencias de gran alcance. En lugar de
ser una mera nota al pie en los libros de historia, la Guerra de los Pasteles
se erige como un símbolo de las complejas dinámicas internacionales y las
ironías que pueden surgir en el ámbito de la política y la diplomacia.
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Toma del Fuerte San Juan de Ulúa en Veracruz |
Así que, cuando pienses en las historias y
mitos de viajes, recuerda que incluso un simple pastel puede tener el poder de
desencadenar una guerra. La próxima vez que disfrutes de un postre, piensa en
la narrativa de aventuras de viaje que lleva un nombre tan dulce como
"Guerra de los Pasteles". ¡Porque en la historia, lo que empieza con
un pastel puede terminar en un conflicto internacional!
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