¡PROTESTO SEÑORÍA, OINK, OINK! – El juicio contra los ratones de Autun (1522) y a otros animales.

 Vuesas mercedes, como yo, comprenden el enorme servicio, compañía y utilidad que los animales han desarrollado a lo largo de nuestra historia. El ser humano se ha servido de ellos, los ha perseguido, matado y esclavizado. En muchas ocasiones; exterminado.

Ahora que contemplo a mi querido jumento, amigo que me acompaña en mi peregrinar por los caminos de la vida, les traigo un caso que les hará pensar quien es el burro en la vida; el que lleva la alforja o el que lleva el ramal. 


 El Juicio contra los ratones de Autun: Una historia judicial animal



En el año 1522, en los campos de la tranquila ciudad de Autun, Francia, se vivió uno de los episodios más insólitos y fascinantes de la historia judicial europea: el juicio contra los ratones. Esta historia, más cercana a una leyenda urbana que a un hecho real, es un ejemplo perfecto sorprendente que nos muestra cómo la humanidad ha abordado alguno de sus problemas a lo largo del tiempo.

 


El Contexto del Juicio

Todo comenzó cuando los agricultores de Autun se encontraron con una devastadora sorpresa: sus campos de cebada habían sido arrasados por ratones. Desesperados y con la supervivencia en juego, los aldeanos decidieron buscar justicia y acudieron a la corte eclesiástica local. Sí, tal como lo leen, ¡llevaron a juicio a los ratones!

La corte, tras recibir la solicitud, no tardó en tomar acción. Como en cualquier proceso judicial de la época, se realizó una investigación para confirmar la veracidad de las acusaciones. Concluida la investigación, y considerando que el daño a los cultivos era evidente y "constitutivo de delito", se decidió encausar formalmente a los roedores.

 

La Citación de los Ratones

 Aquí es donde la historia comienza a tomar un giro verdaderamente peculiar. Un funcionario fue enviado al campo para leer en voz alta la citación judicial a los ratones, en un esfuerzo por garantizar que los acusados estuvieran debidamente notificados del juicio en su contra. Naturalmente, los ratones no se presentaron a la primera cita.

 


El Abogado de los Ratones

La corte nombró a un joven y prometedor abogado, Bartolomée Chassenée, para defender a los acusados. Chassenée, lejos de considerar esta tarea como una broma, vio una oportunidad única para destacar. En su primera intervención, argumentó que la citación no había sido realizada de manera adecuada, ya que solo se había notificado a los ratones de la aldea y no a todos los ratones de la región.

El tribunal aceptó su impugnación y ordenó que se notificara a todos los ratones de la diócesis de Autun, a través de los sacerdotes de todas las parroquias. Una vez más, ningún ratón se presentó al juicio. Pero Chassenée no se rindió.

 



Los Argumentos Ingeniosos de Chassenée

En la segunda audiencia, Chassenée argumentó que los ratones, dispersos por el campo, necesitaban más tiempo para viajar al tribunal. Pidió un plazo más amplio, lo cual fue concedido. Sin embargo, nuevamente, los ratones no se presentaron.

En el tercer intento, Chassenée hizo una de sus defensas más memorables: solicitó protección judicial para sus clientes, ya que temían ser atacados por gatos hostiles en su camino al tribunal. Este argumento, aunque ingenioso, no logró convencer al tribunal para retrasar el juicio nuevamente.



Finalmente, Chassenée apeló al sentido humanitario del tribunal, argumentando que no era justo castigar a todos los ratones por los crímenes de unos pocos. Esta vez, el vicario, ya sea conmovido por la elocuencia del abogado o simplemente agotado por las interminables objeciones, decidió aplazar el procedimiento indefinidamente.

  

El Legado de un Juicio Inusual

Este juicio, más allá de su aparente absurdidad, tuvo un profundo impacto en la carrera de Chassenée. Gracias a su defensa de los ratones, ganó notoriedad y se estableció como un abogado de renombre. Continuó defendiendo a grupos desfavorecidos y escribió un libro titulado “Consilia”, donde detallaba cómo desarrollar una defensa apropiada en juicios contra animales. Eventualmente, se convirtió en el primer presidente del Parlamento de París y tuvo una influencia significativa en el desarrollo del pensamiento jurídico francés del siglo XVI.

 


Reflexiones y Curiosidades

Este caso es solo uno de muchos juicios contra animales que tuvieron lugar en Europa entre los siglos IX y XIX. Desde cerdos y gallos hasta topos y orugas, diversos animales fueron llevados ante la justicia, en una práctica que hoy nos resulta difícil de comprender.

Estos juicios reflejan cómo las comunidades de la época abordaban sus problemas y mantenían el "equilibrio moral" de la sociedad. En una época donde los límites entre lo racional y lo irracional no siempre estaban claramente definidos, atribuir responsabilidad moral a los animales era una manera de intentar restaurar el orden y la justicia.

 



Ahora, con estos datos, juzguen vuesas mercedes quienes son merecedores de la albarda, el cencerro y el bozal.



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