¿UN BIGFOOT VIVIÓ CON HUMANOS EN EL SIGLO XIX? – La historia de una extraña mujer capturada en los bosques caucásicos y que tuvo descendencia.


La historia de Zana: ¿Mujer Neanderthal o esclava africana?



Imaginen una escena en 1850 en los bosques espesos de Ochamchira, en la región de Abjasia, en el Cáucaso. Un grupo de cazadores locales se encontraba en una de sus expediciones habituales cuando se toparon con algo que, en cuestión de segundos, cambiaría sus vidas y la historia. Lo que vieron no era un animal cualquiera, pero tampoco un humano común y corriente. Era una mujer joven, imponente y salvaje.


Con casi dos metros de altura, Zana, como luego sería conocida, poseía rasgos simiescos, una fuerza sobrehumana y todo su cuerpo cubierto de un espeso vello castaño-rojizo. No se trataba de una simple campesina perdida en los bosques. Su presencia desató, desde el primer momento, mitos y especulaciones que han perdurado hasta el día de hoy.

 

Zana, la mujer capturada

 


Aldea de T’khina, en la zona de Abjasia 

Los cazadores, sorprendidos por el hallazgo, consiguieron capturar a esta criatura y, tras pasar de mano en mano, finalmente terminó en la aldea de T’khina, bajo la custodia de un noble local llamado Edgi Genaba. Los primeros tres años de su vida en esta nueva realidad fueron brutales; Zana estuvo encerrada en una jaula como un animal, como si su naturaleza fuera algo digno de temer o exhibir. Sin embargo, con el tiempo, Zana comenzó a adaptarse a la vida humana, aunque nunca logró desarrollar un lenguaje articulado. Sus comunicaciones se limitaban a gruñidos y aullidos, una característica que reforzaba las teorías sobre su origen no humano.

 
Pero lo que más impactaba a quienes la veían no era su aspecto, sino su increíble fuerza. Se decía que Zana podía levantar un saco de 80 kg de harina con una sola mano y transportarlo cuesta arriba sin esfuerzo. Además, era capaz de trepar árboles con agilidad y correr más rápido que un caballo. ¿Era posible que esta mujer perteneciera a otra especie, una evolución paralela del ser humano? ¿O simplemente era una mujer con características físicas extraordinarias?

 

Una vida trágica y misteriosa

 

 

El destino de Zana, lejos de ser una historia de aventuras, es una narración marcada por la tragedia y la explotación. Se sabe que fue forzada a mantener relaciones con varios hombres de la localidad, lo que resultó en el nacimiento de varios hijos. Ninguno de ellos heredó los rasgos bestiales que hacían de su madre un ser tan peculiar, pero sí compartían ciertos atributos: piel oscura, gran fortaleza y una apariencia física que muchos describían como inusual.

 

A pesar de las dudas sobre su madre, los hijos de Zana crecieron como cualquier otro habitante de la aldea, integrándose en la comunidad. Cuatro de ellos llegaron a la edad adulta: dos varones, Dzhanda y Khwit, y dos mujeres, Kodzhanar y Gamasa. La leyenda cuenta que Khwit, uno de los descendientes de Zana, heredó su fuerza, aunque su aspecto era mucho más "humano", si podemos decirlo así. Zana murió en 1890, y con su muerte, el misterio de su origen parecía destinado a desaparecer. No se conoce el paradero de su esqueleto, lo que ha impedido que la ciencia pueda resolver completamente el enigma de quién o qué era.

 


Khwit, hijo de Zana

Un enigma: ciencia vs. mito
 

Durante décadas, la historia de Zana fue contada de boca en boca, mezclando hechos con mitos. Algunos la describían como un ser salvaje, casi un “Bigfoot” del Cáucaso, conocido en la región como Almasty, mientras que otros pensaban que simplemente era una mujer esclava de origen africano, perdida y separada de su cultura.


Con el paso de los años, la ciencia ha intentado dar respuesta a este enigma. En los años 70, dos criptozoólogos, Igor Bourstev y Dmitri Bayanov, desenterraron el cráneo de Khwit, el hijo de Zana, para compararlo con cráneos masculinos típicos de la región. Un antropólogo ruso encontró algunas peculiaridades, pero fue Grover Krantz, un renombrado investigador del Bigfoot estadounidense, quien sugirió que el cráneo de Khwit tenía características que recordaban a los hombres del Neolítico, lo que indicaba un origen muy antiguo.

 


¿Fué una esclava africana traída para trabajar en plantaciones de limón en el Cáucaso?

La clave genética: ¿Zana era africana?
 

El verdadero avance científico vino décadas más tarde. El profesor Bryan Sykes, genetista de la Universidad de Oxford, decidió investigar a fondo este caso. Para ello, llevó a cabo pruebas genéticas en los descendientes vivos de Zana y en restos de su hijo Khwit. Los resultados fueron sorprendentes.

 

En lugar de encontrar pruebas de que Zana fuera una especie diferente o un eslabón perdido en la evolución humana, lo que descubrió Sykes fue aún más intrigante. El ADN de Zana no era el de un hombre de las nieves ni una criatura salvaje del Cáucaso. De hecho, era 100 % africano. Este descubrimiento sugirió que Zana y sus antepasados fueron probablemente traídos como esclavos a Abjasia durante el comercio de esclavos del Imperio Otomano.

 


Familia de afroabjasianos


La teoría más aceptada tras estos resultados es que Zana era una mujer africana que, de alguna manera, se perdió o fue abandonada en los bosques del Cáucaso, donde vivió en aislamiento antes de ser capturada. Pero esto no explica por completo sus características físicas fuera de lo común.


Aunque la ciencia ha resuelto parte del misterio al identificar a Zana como una mujer africana, muchas preguntas siguen sin respuesta. ¿Cómo era posible que una esclava tuviera una fuerza tan extraordinaria y un aspecto tan peculiar? Algunos investigadores, como Sykes, han planteado la posibilidad de que Zana pudiera ser descendiente de una migración humana anterior, un grupo primitivo que se separó de los humanos modernos hace miles de años y que sobrevivió en las montañas del Cáucaso.

 


La teoría de una migración ancestral africana

 

Una teoría sugiere que Zana podría no haber sido única, sino parte de una tribu de seres humanos antiguos que, de alguna manera, quedaron aislados del resto del mundo. Si esta hipótesis es cierta, Zana no solo sería una curiosidad histórica, sino una ventana a una parte desconocida de nuestra evolución como especie.

 

La historia de Zana sigue cautivando tanto a científicos como a aficionados a los misterios. Aunque la evidencia genética ha aclarado algunos aspectos de su vida, aún queda mucho por descubrir sobre su verdadera naturaleza y la de sus antepasados. Zana representa no solo un enigma biológico, sino también una reflexión sobre los prejuicios y mitos que surgen alrededor de lo desconocido. ¿Era realmente un "Bigfoot" ruso o simplemente una esclava africana perdida en un mundo hostil? El debate sigue abierto, y quizás nunca obtengamos todas las respuestas.

 


¿Los Neandertales migraron a la zona caucásica?


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